Los incas se establecieron alrededor del río Vilcanota por sus posibilidades agrícolas, pero esta tierra –convertida ahora en uno de los principales reclamos de Perú– esconde otros muchos tesoros.
Te contamos cinco curiosidades que –quizá– no sabes del Valle Sagrado y que te van a sorprender.
Un valle místico
Los incas eran grandes amantes de la astronomía y de todo aquello que tuviera que ver con el cielo y las constelaciones. Seguramente no te descubrimos nada nuevo, pero ¿sabías que, para ellos, el cauce del río Vilcanota-Urubamba era el equivalente terrestre a la Vía Láctea? Y es que no solo se instalaron en sus valles y montañas por las buenas condiciones climáticas de la zona, sino que el misticismo que le atribuían tuvo mucho que ver en la elección. El río, que nace en la cordillera de Vilcanota, une dos montes considerados sagrados para los incas, el Ausangate y el Salcantay.
Sal de un color especial
El Valle Sagrado es uno de los pocos lugares del mundo donde se produce sal rosada de manera natural. Este proceso se origina en las salineras de Maras. Son 3000 pozas excavadas en la montaña Qaqawiñay que están regadas continuamente por un manantial subterráneo que tiene más de 100 millones de antigüedad. El método para extraer la sal sigue siendo muy artesanal, casi sin variaciones respecto a las costumbres incas: se deja evaporar el agua de forma natural y después, cuando alcanzan los diez centímetros de espesor, se recogen los cristales de sal pura. Algunos son de tonos rosados.
El origen de todo
Algunos investigadores consideran que los andenes de Pisac son uno de los centros de origen de la agricultura en todo el mundo. Las tierras fértiles del valle y las técnicas incas para sacar lo mejor de ellas explican que hoy salgan de aquí algunos de los ingredientes más preciados de la gastronomía peruana.
En pueblos del Valle Sagrado como Chinchero, la producción agrícola continúa siendo su principal actividad y el motor económico para buena parte de su población. Los domingos, los comuneros recurren al trueque en la plaza principal para intercambiar sus cultivos.
1400 variedades de papa
Pilar fundamental de la dieta peruana, la papa tiene su propio parque en el Valle Sagrado. Con 10.000 hectáreas y cerca de 1400 variedades, está considerado Patrimonio Biocultural Indígena. Con esta iniciativa se busca proteger al mismo tiempo la agricultura sostenible y las tradiciones andinas. El parque, que se encuentra cerca de Pisac, está gestionado por cinco comunidades (Sacaca, Chawaytire, Pampallaqta, Paru Paru y Amaru) que muestran a los visitantes las técnicas de conservación que aún llevan a cabo. “Es un modelo de gestión comunal de los recursos genéticos, la agro-biodiversidad y ecosistemas andinos, denominado Territorio de Patrimonio Biocultural Indígena, basado en el modelo del Ayllu andino”.
Y un enigma concéntrico
¿Y no sabrás el significado que tiene los andenes concéntricos de Moray? Para esta curiosidad nosotros tampoco tenemos respuesta. Al menos, una clara. Conocidos también como ‘muyus’, la opción más aceptada es que esta zona del Valle Sagrado era un laboratorio para experimentar con distintos tipos de cultivos: cada andén reproducía un microclima diferente que requería un riego y unos cuidados propios. Pero también hay quienes sostienen que este sitio arqueológico era un observatorio astronómico desde donde los incas pretendían estudiar los cambios climáticos a partir de la luz solar.
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